13/7/10

Humo.

Las nubes violáceas indican la universalidad del momento, en parte recorrido, en otra por recorrer. Todo se inició junto a un árbol y un cigarrillo, un libro húmedo y el vaivén de mis inferiores extremidades. Luego del humo, las ganas de abrir puertas internas hacia la profundidad de las subpersonas, y la perforación de pensamientos que acallan mis reales momentos. Es un instante necesario. Me convierto en el cristos sin delirios. Me transformo en deidad sin la capacidad de efectuar milagros fuera de los míos. Se acaba el humo.

2 comentarios:

peregrina de ansia dijo...

"Me convierto en el cristos sin delirios." (extracto).

Una frase insoslayable.
En algunos textos de estos breves, intensos, reales hasta la médula , quizá , por momentos, eliminaría algunas palabras que dejan la respuesta literal, al impulso poético que ya empezaba a elevarse por los cielos de la poesía.... y esas mínimas palabras, azotan contra el pavimento, la levitación.

LUISA.
CHALU.
YO.

Cutá del Sur dijo...

se acaba el humo, con ello la locura, con ello las ganas, con ello las letras. Todo enmudece esperando el eterno humo que lleva a hablar a las bocas de todo aquello que por mucho tiempo se ha guardado...

me gusta el humo, pero el que hace bien para la mente!