7/6/09

Sin título 4º.

Florecen pensamientos angulares y fugaces
olvidados en el mismo instante.
Aun no estoy listo para abordarlos.
Gigantes parásitos ruidosos
desembarcan en mi entorno
contemplado durante siglos.
El deambulante me ensordece,
agradando a mi dermis
calcinada por la espera.
Se forman las olas.
Aparece la risa en el sueño.

Sin título 3º.

Doy media vuelta y me dirigo hacia el claroscuro,
hacia mi dirección difuminada,
levitante y fugaz.
Soy el elegido entre ranas y serpientes
para el encuentro en donde
el sacrificio me sulfura,
derritiendo mis pensares oblicuos.
¿Vienes conmigo?.

Sin título 2º.

Soy el desconocido saboteador,
ese que busca perplejo
la oportunidad de pronunciar
la sentencia final.
Las deidades sin conciencia animal
reinan el imaginario,
colectivizando y marginando,
blanco y negro en un mismo cuerpo,
en un mismo instante.
Todos tratan de mirar hacia el cielo,
recibiendo la respuesta energética celestial,
esa que nos hace mirar desde un suelo.

Sin título.

Soy el soldado oscuro y nada me infecta,
aunque esté inserto en un campo de insectos,
nada me convierte en uno de ellos.
Los parásitos saltan jugosos al amor,
sin pensar en más.
Estos seres vampirescos me hacen sentir hielo en las manos.
Soy el dueño de estas bestias.
Sin lobos.
Sin insectos.